Me gustas.
Podría parecer un lunático, ya hasta creía que lo era. ¿Quién en su sano juicio interrumpe una tarde familiar y de paso acepta ir a su casa?
Definitivamente él.
Al principio se sentía temeroso de tener que estar involucrado con la familia de Jimin pero fue su estúpida culpa y sus celos que lo hicieron actuar de ese modo.
A medida que iba conversando con todos la comodidad le entró por los poros, les agradó a los demás y a él definitivamente le agradaron todos.
Ni siquiera dudó un segundo en aceptar ir a su casa y ver un partido de fútbol esa noche, además era viernes, no trabajaba el fin de semana así que podía irse sin ningún problema a desvelar y aprovechar beber mientras ve el fútbol en compañía de nuevas personas.
Veintiocho días tiene exactamente de haber conocido a Jimin en el baño de ese bar y ahora, está a punto de pasar una noche familiar luego de haber llegado de la nada a hacer una estúpida escena en su tarde en familia.
Agradeció que los Park no lo echaran a patadas de ahí.
Llegó a su casa, no pudo despedirse de Jimin pero si de sus padres y su hermana, también de su cuñado y su mejor amigo, prometiendo llegar hasta la casa de los Park.
No tuvo tiempo de bañarse, se vistió con sus joggers y una camiseta holgada, quería ir bastante cómodo pero sin perder su estilo.
Salió de su casa lo más rápido que pudo, se detuvo en un pequeño supermercado e hizo unas compras rápidas, se dirigió nuevamente al parque, para su suerte no había tráfico y no le quedaba tan lejos.
Vio como los demás ya se estaban marchando, gritándole un: ¡nos vemos allá!
Se puso nervioso al darse cuenta que él se iría solo con Jimin.
—Hola, sé que ya te dijeron y pues si prefieres que no vaya solo dime y yo no voy.
—¿Eres pendejo? Ahora me tienes que llevar porque todos dijeron que tenía que guiarte —contestó molesto caminando hasta el auto.
—Jimin, sé que estás molesto yo de verdad lo entiendo pero tienes que creerme que no es sencillo para mi —detuvo al rizado tomándolo del brazo suavemente.
—¿Piensas qué para mí lo es? Jungkook, solo mira esto, estás a punto de convivir otra vez con mi familia, ¿a qué juegas?
—No estoy jugando, de verdad todos me han agradado y yo solo quiero ver el fútbol en compañía, ¿qué tiene de malo?
—Es mi familia, ¿recuerdas quién soy? Nada más tu solución temporal, a quien no quieres involucrar en tu vida pero vienes y te apareces de la nada y tu solito te metes en la mía.
—No es lo único que he metido —intentó bromear ganándose una bofetada de parte del otro.
—¡Oh no! Lo siento, no quise, en serio discúlpame no quería —intentó disculparse, acarició la mejilla del ojiazul y este aprovechó para girar su rostro y robarle un beso.
—Creo que lo merezco, descuida está bien, pegas fuerte cariño.
—Eres un idiota —se separó de él y se subió al auto mientras que el castaño seguía acariciando su mejilla.
—Bueno, dime a donde tengo que ir.
—Tú sigue derecho, yo te diré donde debes girar.
—De acuerdo, en el asiento de atrás encontrarás golosinas, te traje helado de chocolate y sugiero que lo comas ya antes de que se derrita.
Jimin suspiró e hizo caso, no le caería mal comer algo de helado. Jungkook lo vio abrir la tapa y saborearse el helado, sonrió por verlo feliz comiendo del dulce.
Durante varios minutos de camino ninguno habló, Jimin se tomó el atrevimiento de poner música con volumen bajo en el auto y a Jungkook ni siquiera le molestó.
—Creí que saldrías con Yugyeom —dijo de repente.
—Ya te he dicho que no me interesa, ¿no me crees?
—Bueno, él parece no entenderlo, siempre quiere estar encima tuyo.
—No sé que piensa él, pero estoy seguro de lo que yo pienso respecto a él, no hay nada.
El rizado disimuló su sonrisa, pronto una canción bastante linda para gusto de Jimin comenzó a sonar haciendo bailar y cantar al menor.
—Tiene buen ritmo, me gusta —dijo el castaño.
—Lo sé, es de mis favoritas.
Los dos iban oyendo la canción, Jungkook prestando atención a la letra y Jimin disfrutando del ritmo.
En una de las partes los dos cantaron a coro: "Can't believe that I found my sunshine"
Ambos se vieron y se sonrieron, quizás y en verdad encontraron su rayito de sol en el otro.
—Es una buena canción, me gustó.
—Yo tengo buenos gustos.
—Estoy seguro que si Jimin y dime, ¿a dónde vamos?
—Boseong, creí que Taehyung te lo había dicho, este es fin de semana de estar en casa.
—¿Qué? Me dijo que era a diez minutos de donde estábamos, no puedo creer que esté conduciendo hasta Boseong.
—Y yo no puedo creer que tú le hayas creído a Tae. ¡Por todos los cielos, es Taehyung!
—Bueno, recién lo conozco no me culpes.
—Eres un tonto.
—Últimamente me comporto como uno; pero dime, ¿cómo es Boseong?
—Te va a gustar cuando lo veas, es un lugar muy bonito, ¿no habías venido antes? —respondió sonriente.
—No en realidad.
—Pues debo llevarte a uno de mis lugares favoritos, es que la vista ahí es hermosa, los atardeceres se ven espectaculares.
—Me encantaría poder verlos contigo.
El rizado se sonrojó y miró nuevamente hacia la ventana, ese remolino que sentía en su interior con cada palabra de Jungkook era todo un caos. Pero seguía molesto con él, no quería seguir ilusionandose pero las acciones del castaño lo confunden demasiado.
—Vamos a ir a mi casa antes de partir —avisó el ojiazul.
—De acuerdo, ¿irás por ropa?
—Así es, ¿quieres qué vayamos por tu ropa después?
—No, Taehyung se encargó de llevarla, dejé lista mi maleta anoche.
—De acuerdo, entonces acompáñame a escoger con que ir.
Jungkook condujo hasta su casa, llegaron y entraron, encontrándose con la ama de llaves.
—Señor, buenas noches —saludó.
—Hanna, solo dime Jungkook —dijo sonriente—. Él es Jimin, es un amigo, Jimin ella es Hanna mi ama de llaves.
—Un gusto conocerlo señor.
—El gusto es mio pero lo de señor es muy formal, solo soy Jimin.
La señora le sonrió enternecida. Su jefe y la gente que llegaba siempre la trataban muy bien, a excepción de las veces que vio a Yugyeom ya que este siempre la hacía menos.
—Bueno, iremos a mi habitación, solo a sacar unas prendas —dijo tosiendo falsamente.
—¿Desean tomar algo?
—No, yo estoy bien, ¿tú Jimin?
—Por el momento no, muchas gracias.
Los dos caminaron hasta la habitación para sacar la ropa del ojiazul. Jimin se sentó en la cama y Jungkook comenzó a revisar su armario.
—¿Te parece esto? Digo, es tu familia tú sabrás.
—Solo usa cualquier cosa, es lo de menos.
—Luego no digas que no te pregunté cuando hagan una súper cena y yo vaya en ropa deportiva.
—Luce bien en ti, así que da igual.
Jungkook solo le sonrió.
—¿Quieres tomar algo? Puedes ir a la cocina o dile a Hanna que te ayude con eso.
—Está bien, ahora si tengo sed.
Jimin salió de la habitación y llegó a la cocina en donde efectivamente estaba el ama de llaves.
—¿Deseas algo jovencito?
—Si, un vaso de agua por favor.
—Claro, ten.
—Esta cocina es demasiado linda —dijo maravillado.
—Lo es, el joven Jeon jamás la hubiese tenido de no ser por su madre, ella ama cocinar.
—Lo sé, tuve el placer de conocerla.
—Perdón la imprudencia, pero jamás te había visto y para que conozcas a su madre es porque tienes los mismos años de amistad que los jóvenes Kim.
Jimin no supo que responder, se sintió confundido. ¿Acaso para conocer a la mamá de Jungkook tenía que tener años de amistad? ¿Por qué?
—No en realidad, hace menos de un mes.
—Es bueno recibir nuevas caras, ya estaba empezando a quedar loca viendo paredes, a Jungkook, Namjoon, Jin y al chico malcriado de Yugyeom —dijo sin pensar.
—¿Perdón? ¿Solo ellos vienen?
—Si, y por supuesto que la señora Haesul, de ahí a nadie más.
—Si, hace unos días estábamos aquí y la señora Haesul también, fue cuando la conocí, usted no estaba pero pudimos comer junto a ella.
La señora Hanna abrió sus ojos en sorpresa y le sonrió cariñosamente.
—Eres un chico especial, ha sido un placer conocerte Jimin, espero verte más seguido por aquí —dijo y salió de la cocina.
El rizado no respondió tan solo quedó más confundido que antes, ya tendría oportunidad de hacer miles de preguntas tal vez.
Regresó a la habitación donde Jungkook ya tenía todo listo.
—Bueno, ya podemos irnos.
Salieron de la casa del mayor y subieron al auto, dando marcha a su destino.
—Bien, si deseas detenerte a comprar algo me dices, ¿okay? Compré algunas golosinas pero no sé si serán suficientes.
—Estaré bien Kook.
—¿Quieres qué le llevamos algo a tus padres? ¿Qué les gusta?
—No te preocupes, todo está bien.
—Jimin, necesito llevarles algo, ya sé, pasaremos a comprar alguna tarta de manzana, ¿bien?
—Te repito que no es necesario pero si tanto insistes está bien.
Tal y como dijo, Jungkook se detuvo a comprar la dichosa tarta, comprando algunas galletas y otras golosinas para Jimin.
Más canciones, más golosinas y mucha más conversación hubo durante el camino, luego de un rato, llegaron, la sonrisa que iluminó el rostro del rizado fue mágico para el castaño.
Jimin le dio las indicaciones de como llegar a su casa, se estacionaron y bajaron del auto.
—Notaste que a mi familia les gusta hablar mucho, así que si te sientes aburrido o algo solo me dices y salimos de ahí, ¿bien?
—Descuida, me gusta como son.
—De acuerdo entonces entremos —Jimin abrió la puerta con su propia llave—. ¿Hola? ¡Ya llegamos! —anunció sin tener respuesta.
—¿No están?
—Creo que siguen haciendo las compras, con mamá tenemos hora de entrada en el supermercado pero jamás una hora de salida.
—Justamente así es mi madre.
Ambos rieron y fue Jimin quién caminó hasta la sala.
—Puedes sentarte si gustas, ¿quieres tomar algo?
—No, estoy bien, dime, ¿esta es la cuna de un bebé Park?
—Mhum, aquí fue donde crecí, a unas cuadras está el instituto y pues, mi lugar favorito se encuentra a unas calles también, no tan lejos.
—Jamás creí venir aquí, es decir, no por alguien y ahora estoy aquí por ti.
—Creí que había sido por ver un partido de fútbol en compañía de los demás.
—Si, esa es la prioridad —bromeó recibiendo un leve golpe con un cojín—. ¿Hay más recuerdos por aquí?
—Todas mis cosas siguen en la que era mi habitación, ¿quieres ver?
—Andando.
Los dos subieron por las escaleras y entraron a una de las habitaciones que claramente era la del rizado. Se podían admirar posters, nada más de chicos de alguna banda de rock, actores que fueron el crush del ojiverde y muchas cosas más.
—¡Wow! Tienes tantos de esos —comentó señalando una fila de carros de colores.
—Era una buena colección, amaba que me compraran cereal nada más por esos estúpidos juguetes.
—Lo sé, alguna vez quizás quise coleccionarlos pero nunca pude terminarlos, me encantaban.
—Antes mi única preocupación era que no me saliera repetido —dijo con leve nostalgia.
—¿Ahora qué te preocupa? —cuestionó girándose para ver al rizado.
—Muchas cosas.
—¿Estoy en ese paquete?
—¿Importa acaso?
—Jimin.
—No, por favor Jungkook, no hagas preguntas sino quieres saber las respuestas, sé que si te digo lo que estoy pensando vas a salir corriendo de aquí, yo acepto mi posición y con eso basta.
Jungkook estaba por responder pero escucharon los autos estacionarse y la dulce voz de Sooyeon anunciando su presencia.
—Hay que bajar —susurró Jimin, saliendo de la habitación, Jungkook tan solo suspiró y lo siguió.
Saludaron nuevamente a todos y su noche de fútbol comenzó. Jungkook se sentó a la par de Taehyung y Yeongyu, quedando en medio de los dos. Comenzó a beber de las cervezas que habían llevado, insistiendo en comprar más si llegan acabarse.
Jimin por otro lado, se sentó cerca de su madre y su hermana, quien estaba de cariñosa con Eunwoo, su esposo.
No va a mentir que ver a Jungkook entre los suyos le encanta. En sus sueños, son algo más y ahora comparten entre sus familias.
No se dio cuenta la mirada boba de enamorado que le estaba dando hasta que Jungkook se giró y le sonrió haciéndolo sonrojarse.
—Jimin es lindo —susurró Taehyung en el oído del castaño, quedaron solos gracias a que Yeongyu se levantó por más bebida.
—¿Qué? No sé —respondió nervioso.
—No tienes que fingir conmigo, ¿te gusta mi amigo? Estoy seguro que a él también le gustas, eres el primero a quien trae a casa después de tantos años.
—Él no me trajo, tú me invitaste.
—Y él encantado, solo finge que no, no sé que ocurre entre ustedes pero todos aquí conocemos a Jimin, además novios o no, estás acá siendo parte de su entorno.
—Es complicado, sé que ya sabes que solo somos un estúpido trato de solo sexo.
—¿Y compartir con sus familias es parte del trato? Piénsalo, ustedes dos tienen algo sin título porque son cabezas huecas, no necesito detalles lo he visto todo en pocas horas de convivencia.
Jungkook se quedó pensando en esas palabras, nuevamente el señor Park los acompañó, vio a su alrededor y en efecto, estaba en la casa de los padres de Jimin, el chico con quien solo acordó sexo.
La noche se pasó entre gritos de celebración y de frustración, entre comida y cerveza. Un momento tan agradable para Jungkook y Jimin quienes no dejaron de verse y sonreírse cada que podían.
El rizado se levantó de donde estaba, quería descansar, fue a la cocina, tomó un vaso de agua y salió nuevamente para despedirse de todos.
—Yo iré a dormir, estoy agotado.
—Yo igual, creo que es mejor que me vaya para dejarlos descansar, ha sido una gran noche, gracias por dejarme pasar con ustedes —habló Jungkook—. Por cierto, ¿saben de algún hotel?
—No tienes nada que agradecer cielo, además nada de hoteles, dormirás en la habitación de mi hijo —dijo Sooyeon.
Jimin la vio mal —¿Y dónde se supone que dormiré yo?
—En el colchón de aire, está en tu armario junto a las sábanas.
—Pero mamá.
—Sin peros, no le hagas caso Jungkook, sube y descansa, ha sido un gusto conocerte.
Los demás evitaban reírse fuerte para no enojar más al rizado pues sabían lo que este odiaba dormir en ese colchón de aire.
Ambos subieron nuevamente a la habitación, los demás al verlos irse pudieron reírse con total libertad. Jimin era todo un caso cuando estaba enamorado.
—Bien, las sábanas están limpias así que, puedes dormir ya.
—Jimin, duerme tú ahí, yo usaré el colchón.
—No, mamá ya te dio mi cama.
—Y yo quiero devolvértela, no quise venir a ser una molestia, solo es que me digas donde hay un hotel y me iré.
—No es necesario, solo duérmete.
—¿Para qué sigas odiándome? No, dime donde encontrar un estúpido hotel y te dejo en paz.
—¿Dejarme en paz? Eso lo hubieras pensado antes de llegar al parque como un estúpido celoso.
—Fue tu culpa, te vi con Eunwoo y creí que estaban saliendo.
—¿Y eso te importa por qué?
Nuevamente el silencio se hizo presente, Jungkook no sabía cómo expresar lo que sentía.
—Olvídalo Jungkook, solo duérmete.
Jimin sacó las cosas que necesitaba para dormir, ni siquiera le importó vestirse delante de Jungkook y usar su pijama. Estaba molesto, más que eso, se sentía triste.
El castaño lo vio acostarse y taparse con las sábanas, estaba dándole la espalda, él estaba sentado en la cama, así que quitó sus zapatos, su camisa y su pantalón, quedando nada más en bóxer.
Se atrevió a meterse entre las sábanas de Jimin, pasando sus manos por la cintura del rizado y acercándolo más a él.
Dejó un beso en su hombro mientras acariciaba su piel bajo la camisa del pijama.
—Por más que he querido olvidar no puedo.
—No tienes que seguir fingiendo que te importa solo por buscar un acostón, es parte de un trato.
—Ese es el asunto, que dejé de fingir hace mucho, Jimin, te malditamente deseo, me complaces y tu cuerpo me vuelve loco, pero más que eso, deseo poder seguir teniendo este tipo de momentos, ¿puedes creerme?
—¿Debería?
—Estoy tratando de ser lo más sincero, sin máscaras, me ha costado tanto porque siento miedo, tanto miedo al sentir algo más que solo sexo, pero contigo es diferente, no sé que hiciste conmigo Jimin, pero cada día solo puedo pensar en ti.
El rizado se volteó como pudo, quedando frente al castaño quien parecía romper en llanto en cualquier momento.
—Kook...
—Jimin, me encantaría poder decirte tantas cosas pero simplemente no puedo, yo, yo no sé como explicarlas, ¿sabes? Es complicado y nuevo todo esto, lamento haberte lastimado cariño pero me importas y no saldré corriendo si me dices en que piensas —habló acercándose para abrazar aún más al ojiverde.
—Estás llenando cada maldito espacio en mi vida y ahora no sé cómo frenar eso —confesó enterrando su rostro en el pecho del castaño quien tenía su corazón latiendo rápidamente.
—Y tú no te quedas atrás, he construido murallas durante años evitando todo esto, pero apareciste y en un segundo derribaste todo, porque sabes que me tienes a tus pies desde el día uno y lamento no saber como expresar eso, me asusta, el hecho de cambiar todo de un día para otro, en realidad me asusta.
Jimin no podía creer lo que estaba escuchando, pronto sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Oh no amor, no llores —susurró el castaño limpiando las mejillas del rizado y dejando un beso en cada ojo—. Lamento sino querías escuchar eso, pero tenía que decirlo, no soy valiente Jimin, mucho menos fuerte pero tú... tú me gustas, me gustas de gustar, no solo para llevarte a un hotel y enviarte en un taxi, me gustas de llevarte a citas y poder tener este tipo de momentos con tu familia, me gustas —confesó.
—Tú también me gustas y mucho Kook —dijo mientras se abrazaba aún más al cuerpo del mayor.
—¿Quieres pasarte a la cama? Es más cómodo.
—Vente bobo —los dos se acostaron en la cama del rizado, iniciaron una sesión de besos pero no eran para nada sexuales.
Eran besos cargados de mucho cariño y amor.
Besos suaves y lentos, nada más sintiéndose y anhelando tener más del otro.
Por ejemplo, una vida a su lado.
Los dos habían dicho lo que tanto han callado, sabían que ya no había marcha atrás. Sus miedos estaban presentes pero el sentimiento hacia el otro cada vez era más fuerte y grande.
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